Las plantas son seres vivos que necesitan de nuestra atención y cuidado para crecer sanas y hermosas. Sin embargo, muchas veces no sabemos cómo hacerlo o nos falta el tiempo y los recursos para dedicarnos a ellas. Por eso, en este artículo te vamos a contar algunos de los secretos de la abuela para cuidar las plantas y el jardín con trucos caseros, sencillos y económicos. Estos son algunos de los consejos que nos han transmitido nuestras abuelas y que podemos aplicar en nuestro hogar para disfrutar de un espacio verde y natural.
1. Elige las plantas adecuadas
El primer paso para tener un jardín bonito y saludable es elegir las plantas que mejor se adapten a nuestro clima, espacio y gusto. No todas las plantas tienen las mismas necesidades de luz, agua y temperatura, por lo que debemos informarnos bien antes de comprarlas o sembrarlas. Por ejemplo, si tenemos un patio soleado, podemos optar por geranios, rosas, lavandas o margaritas, que son plantas resistentes y coloridas. Si tenemos un balcón sombreado, podemos elegir plantas de interior como el poto, la costilla de Adán, el lirio de la paz o la begonia, que son plantas que toleran bien la falta de luz directa.
2. Habla y pon música a tus plantas
Puede parecer una locura, pero hablar y poner música a tus plantas puede tener beneficios para su crecimiento y salud. Según algunos estudios, las plantas son capaces de percibir las vibraciones sonoras y reaccionar a ellas. Algunos expertos afirman que las plantas prefieren la música clásica, el jazz o el folk, y que se estresan con el rock o el metal. Además, hablarles con cariño y elogiarlas puede mejorar su autoestima y hacerlas más felices. Nuestras abuelas lo sabían bien y solían conversar con sus plantas sobre sus cosas, contarles chismes o cantarles canciones de copla.
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3. Reutiliza el agua
El agua es un recurso escaso y valioso, y debemos usarlo con responsabilidad y eficiencia. Una forma de hacerlo es reutilizar el agua que usamos para otras actividades domésticas y aprovecharla para regar nuestras plantas. Por ejemplo, podemos guardar el agua de lluvia en un recipiente y usarla cuando haga falta. También podemos reciclar el agua que usamos para lavar frutas y verduras, cocinar pasta o arroz, o hervir huevos, ya que contiene nutrientes que benefician a las plantas. Eso sí, debemos esperar a que el agua se enfríe antes de regar con ella.
4. Usa trucos naturales para prevenir y combatir plagas
Las plagas son uno de los principales problemas que pueden afectar a nuestras plantas y arruinar nuestro jardín. Para prevenir y comb*tir las plagas, podemos recurrir a algunos trucos naturales que nos enseñaron nuestras abuelas y que son más ecológicos y económicos que los productos químicos. Por ejemplo, podemos usar el almidón de patata como repelente de insectos, disolviendo 30 gramos en 1,25 litros de agua caliente y añadiendo una cucharada de líquido lavavajillas. Luego, rociamos la mezcla sobre las plantas con un pulverizador. Otro truco es usar el café molido como fertilizante y abono para las rosas, ya que contiene nitrógeno y fosfato que estimulan su crecimiento. Solo tenemos que esparcir un poco de café molido al pie de las rosas y mezclarlo bien con la tierra.
5. Haz que tus flores duren más
Si te gustan las flores y quieres que duren más tiempo en tu jarrón, puedes seguir estos consejos de la abuela para prolongar su vida y belleza. Uno de ellos es echar una aspirina o un poco de azúcar en el agua, ya que ayudan a mantener el pH adecuado y a nutrir a las flores. Otro es cortar el tallo de las flores en diagonal y con un cuchillo afilado, ya que así facilitamos la absorción de agua y evitamos que se pudran. Por último, es conveniente cambiar el agua cada dos o tres días y limpiar bien el jarrón para evitar la proliferación de bacterias.
Estos son solo algunos de los secretos de la abuela para cuidar las plantas y el jardín que podemos poner en práctica en nuestro hogar. Seguro que hay muchos más que nos han transmitido nuestras abuelas y que podemos compartir con nuestros hijos y nietos. Lo importante es disfrutar de las plantas y el jardín como un espacio de relajación, conexión y armonía con la naturaleza.