Don Francisco, el nombre por el que se reconoce y admira a Mario Kreutzberger, el rostro indiscutido de la Teletón, amado por sus participaciones históricas en este ciclo, aunque ha dedicado una parte significativa de su vida en más programas de televisión entre los que se destacan "¿Qué le Pasa a Chile?", "Estamos Invitados" y "Atrapa los Millones".
Es precisamente sobre la extensa trayectoria profesional de lo que Don Francisco habló en diálogo con Yordi Rosado, periodista oriundo de México. Entre recuerdos y anécdotas, una en especial captó la atención del público y de los presentes: la que gira entorno a un regalo que le dio su hijo.
Con una agenda profesional para nada ligera, el conductor y presentador de Canal 13 confesó un presente más bien triste que le dio su retoño más pequeño. "En un cumpleaños me regaló un frasco que tenía adentro un papelito, que tuve que sacar con un alfiler y decía 'tiempo'", indicó.
Me dolió eso: mi hijo tenía nueve o diez años y dijo 'tú tienes todo, menos tiempo'.
Así reflexionó el reportero, mientras relataba su itinerario: “Todos los miércoles en la noche de Miami a Santiago; trabajaba en Miami los domingos, lunes y martes; los miércoles preparábamos los libretos para la próxima semana, en la noche viajaba; los jueves hacía ‘Las Solteras sin Compromiso’; los viernes algunos concursos; sábado en vivo". "Iba y venía durante seis años”, agregó.
En el mismo diálogo, el famoso dio a conocer otras circunstancias que funcionaron como llamados de atención en su vida familiar. Por ejemplo, que uno de sus herederos hiciese un dibujo en donde el célebre era de un tamaño mucho más inferior que el de su madre. Allí, el profesional en psiquiatría indicó que sus hijos tenían "poca identificación con usted".
Para remediar la narrada situación, se crearon los denominados “martes especiales”, que "duraron varios años" y constaban en que ese día "dejaba de trabajar al mediodía, me iba a mi casa, esperaba que volvieran al colegio, salíamos, almorzábamos juntos, pasábamos la tarde, cenábamos juntos y mis hijos nunca se olvidaron de eso”.
Así confesó Don Francisco lo que fue esas jornadas consanguíneas complicadas que le tocaron atravesar, no solo con su descendencia, sino también con su pareja, que reclamaba la personalidad cambiante del famoso según estén o no las cámaras delante de él.