Este lunes pasado la reconocida Chef, Connie Achurra, fue la invitada de honor al programa "Buenas Noches a Todos", conducido por Eduardo Fuentes. En este contexto, Achurra recordó una situación de la cual fue víctima cuando era una menor.
Connie Achurra se expresó de forma muy profunda y habló sobre uno de los momentos más difíciles de su vida. En el programa de TVN, en medio de la conversación que mantenía con Fuentes reveló que recién a sus treinta y tres años pudo reconocer lo que le había sucedido.
La cocinera le contó a Eduardo Fuentes que recién en su adultez pudo contar lo que le había acontecido a su círculo más cercano, algo que suele suceder en estas situaciones cuando se sufre de una experiencia traumática a tan corta edad.
La cocinera reveló que “es tan difícil. Primero es difícil darse cuenta de que el ab*so es ab*so, porque los ab*sadores son expertos en manipular las situaciones, en hacer que la víctima diga: ‘Tal vez es culpa mía, yo suscité la situación’”. También explicó que solo tuvo la capacidad de hablar del tema con el paso de los años, y que este acontecimiento incluso la llevó a tener distintos trastornos alimenticios: “Para mí un momento súper importante fue cuando aparecieron Las Tesis” expresó Connie.
“O sea cuando escuché por primera vez ‘y la culpa no era mía’, yo resoné como una especie de catarsis. Yo logré entender mi historia, logré entender mi ab*so, y cómo eso estaba vinculado con mi trastorno de la conducta alimentaria a los 35, es decir, 20 años después”, agregó la reconocida chef.
Por otra parte, la cocinera reveló que esta experiencia fue “brutal, es atroz, y la percepción de que a mí me pasó en los años 90, pero sigue pasando. Noto que estamos siempre poniendo parches, pero no hay cambios en la masculinidad, y en la manera de relacionarnos, que de verdad pongan un punto final”.
Finalmente, Connie Achurra recordó el momento en el que decidió contarle esta situación a sus padres: “Me costó tanto entender el puzzle en mi mente, que me demoré años en entender la historia. Yo sufrí ab*so de manera reiterada, durante muchos años. Le conté a mis papás con mucha vergüenza, vieja ya, pero fue muy sanador para todos, porque cuando les conté a mis hermanos, a ellos también se les terminó de armar el puzzle”.